La Verdad los hará libres.


EL CONOCIMIENTO DE LA VERDAD TRAE LIBERTAD

Jesús le estaba enseñando a un grupo de religiosos judíos que habían comenzado a creer en Él y les dijo:

—Si se mantienen fieles a mis enseñanzas, serán realmente mis discípulos; y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres. Jn. 8.31 – 32
Este breve pasaje encierra muchas grandes verdades:
        I.            Para ser discípulo de Jesús además de creer en Él hay que seguir sus enseñanzas.
      II.            Conocer la Verdad es más que saber la letra de la Palabra. En el griego el verbo traducido “conocer” es ginwsko (ginósko) que significa conocer absolutamente, en total profundidad, íntimamente. Es muy interesante notar que es el mismo verbo utilizado en Mateo 1.25 para decir que José no conoció íntimamente a María hasta después que nació Jesús. Se puede establecer aquí un paralelismo muy interesante con el matrimonio: De la misma manera que cuando un varón “conoce” íntimamente a su esposa, es decir se une con ella en “una sola carne” (y por lo tanto un solo espíritu) dando nacimiento a los hijos (nueva vida), así el discípulo que tiene comunión íntima con La Palabra (descubriendo así la Verdad) se hace un solo espíritu con Cristo, entonces tendrá una vida renovada.
    III.            Jesús les enseña a los religiosos que serán libres [del pecado, del error (que incluye los errores al ministrar y enseñar) de todo lo que les impide vivir en santidad y en el poder del Reino] cuando entiendan el “espíritu”, es decir, la intención que Dios dio a la Palabra.
    IV.            Jesús, que fue sin dudas el más ungido de todos los tiempos, no usó su unción para impartirles entendimiento, sino que los envió a meditar en profundidad la Escritura buscando en la intimidad el conocimiento de la Verdad.
 Tesoros de sabiduría:
Un verdadero discípulo de Jesus es el que permanece en sus enseñanzas
Lo que trae libertad no es la letra de la Palabra, sino el entendiminto del espíritu (Intención) que Dios le dió
Lo que trae libertad no es la unción del maestro, sino el conocer la Verdad
Un verdadero hombre de Dios no hace culto de la unción, sino de la Verdad.

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