נְבִיא Profeta
En la Biblia, Dios habla a través de los profetas, hasta el tiempo de Jesús, tal cual explica el autor de Hebreos:
1 Dios, que muchas veces y de varias maneras habló a nuestros antepasados en otras épocas por medio de los profetas, 2 en estos días finales nos ha hablado por medio de su Hijo. A éste lo designó heredero de todo, y por medio de él hizo el universo. Hebreos 1.1-2 NVI.
Históricamente, Dios levantaba profetas cuando la clase sacerdotal no estaba haciendo bien su trabajo y por tal causa el pueblo de Dios se deslizaba de la “Senda Antigua” marcada por la Palabra de Dios. Los profetas eran por lo general personas de carácter, por ejemplo cuando un numeroso grupo de jóvenes increparon al profeta Eliseo, burlándose de él porque era calvo, el profeta los maldijo y de un bosquecillo cercano salieron dos osas quienes mataron a cuarenta y dos de esos muchachos (2 Reyes 2.23).
Otro ejemplo más: En una oportunidad el Rey Ocozías envió dos contingentes armados de cincuenta hombres cada uno a traer a su presencia al profeta Elías. Los capitanes de ambos grupos se dirigieron altivamente al profeta quien ordenó que sobre los dos grupos cayera fuego del cielo y los consuma. Ambos contingentes fueron exterminados de esta manera (2 Reyes 1.9 – 12)
Los profetas tampoco dudaban en decir lo que Dios les mandaba, aunque a los poderosos pudiera caerle mal, por ejemplo:
- Cuando Acab[2] rey de Israel estaba llevando por mal camino al pueblo, arrastrándolo a la corrupción y la idolatría, Dios levantó al profeta Elías para que anunciara una sequía por tiempo indeterminado[3] (1 Reyes 17.1).
- Cuando Herodes Antipas se casó con Herodías (la mujer de su hermano Herodes Filipo), Juan el Bautista se lo echo en cara, sin importarle lo que el tirano pudiera hacerle (Lucas 3.19 – 20).
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